"La Trashumancia en los Ancares: Un Viaje Ancestral a Través de las Montañas"
En los remotos paisajes de los Ancares bercianos, un grupo
de más de 250 vacas de origen gallego, propiedad de 16 ganaderos, pastan en
terrenos alquilados por la comunidad de montes de Campo del Agua, en la
provincia de León. Este ganado trashumante ha recorrido un asombroso trayecto
desde Galicia, cruzando montañas y valles, para llegar a su destino en los
Ancares. Aunque su travesía es un homenaje a las tradiciones del pasado, estos
ganaderos han sabido combinar lo antiguo con lo moderno para mantener viva esta
práctica.
Las vacas gallegas llegaron a pie desde diferentes aldeas en
el Ayuntamiento de Cervantes, emprendiendo un viaje de varios días por los
montes y senderos. Su destino final, Campo del Agua, se alza a una altitud de
1.250 metros y está rodeado de un impresionante paisaje montañoso. La vista de
matas de robles, bosques de acebos y tomillos borriqueros es una muestra de la
belleza natural que disfrutan estas vacas durante su estancia.
Lo que hace especial a este grupo de ganaderos es su
compromiso con la tradición trashumante. Uno de ellos alquila desde hace años
unas 5.000 hectáreas de pastos a la comunidad de montes de Campo del Agua y,
generosamente, lo comparte con otros 15 ganaderos, permitiéndoles que sus
rebaños pasen la primavera y el verano en estos ricos pastos de los Ancares
bercianos.
A pesar de la modernización en la ganadería, estos ganaderos
aún valoran la presencia de pastores tradicionales y han intentado utilizar la
tecnología, como drones, para facilitar el traslado de las vacas. Sin embargo,
la sabiduría de los pastores de toda la vida sigue siendo insustituible en este
contexto.
Durante su estancia en Campo del Agua, las vacas tienen la
oportunidad de disfrutar de pastos exuberantes y un entorno natural que muchas
veces se les niega a los animales criados en cautividad. El contraste con el
duro invierno, caracterizado por el frío y la nieve, es sorprendente, y las
vacas se benefician enormemente de esta oportunidad.
La comunidad de montes de Campo del Agua también juega un
papel importante al controlar la vegetación y mantener el ecosistema en
equilibrio. Las vacas evitan que la hierba crezca sin control y, al hacerlo, se
convierten en un componente esencial de la maquinaria de la naturaleza.
A pesar de algunos desafíos, como la necesidad de restaurarlas pallozas y la promoción de la zona, la tradición trashumante se mantiene viva en los Ancares bercianos, demostrando que se puede combinar lo antiguo con lo moderno para preservar nuestras raíces y apreciar la belleza de la naturaleza.
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